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27 de junio – Dia de las y los antropólogos

A propósito del día de los/as antropólogos/as queríamos dar cuenta de los aportes de esta disciplina a los procesos de salud/enfermedad/atención y cuidado.

 

Precisamente ha sido desde la antropología, específicamente a partir de la conceptualización del antropólogo argentino Eduardo Menéndez que se ha comenzado a hablar del modelo médico hegemónico y de las características principales de la biomedicina. Algunas de las críticas más recurrentes vinculadas a la biomedicina refieren a su tendencia al biologicismo: si bien desde hace unos años esto viene siendo modificado, en general la dimensión biológica continúa siendo el núcleo de la formación de los/as profesionales de la salud cuyo aprendizaje se hace a partir de contenidos biológicos, donde los procesos sociales, culturales y psicológicos suelen ser anecdóticos.

 

Desde la mirada antropológica, este biologicismo termina siendo uno de los principales factores de exclusión de los procesos y factores históricos, sociales, culturales respecto del proceso de salud /enfermedad. Es decir, si bien el personal de salud puede asumir la importancia de factores como la extrema pobreza en el desarrollo y mantenimiento de problemas de salud (por ej en la desnutrición infantil), a nivel técnico e institucional su manejo de estos aspectos suele ser limitado (una cosa es reconocer que la situación de extrema pobreza y marginalidad incide en la desnutrición, y otra poder operar con dichos factores en la intervención clínica). Junto al biologicismo, a la biomedicina se la cataloga como a-histórica, a-culturalista, individualista, con una orientación predominantemente curativa y con una tendencia a la medicalización de los problemas.

 

Por supuesto que no puede negarse la importancia de la investigación biomédica, ni los aportes de la farmacología, ni la capacidad de detección diagnóstica a través de pruebas e indicadores objetivos, sin embargo lo que la perspectiva antropológica sugiere es se suele excluir, negar o secundarizar las otras formas de atención no biomédicas a través de criterios que sólo refieren a la dimensión científica del proceso s/e/a.

 

Así, la antropología de la salud ha contribuido a generar una mirada crítica sobre ciertas modalidades de atención, denunciando la naturalización implícita al etnocentrismo y la perpetuación de ópticas deterministas y biologicistas, y la necesidad en cambio de asumir el particularismo, el relativismo, la sensibilidad a la dimensión histórica y cultural, y las vinculaciones entre lo «natural» y lo «social».

 

En este sentido, abogamos por un diálogo entre disciplinas y perspectivas de análisis que sirva para articular y poner en discusión posiciones y puntos de vista diferentes, desde la idea de que sólo así podremos avanzar en la búsqueda de un proceso de salud, enfermedad, atención cuidado más equitativo, y en la identificación de los distintos factores que hacen que perduren las desigualdades sociales de aquellos grupos que cuentan con menores oportunidades y recursos en función de su clase social, género, etnia u otras variables.

 

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Foto de portada: Freepik

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Por: Silvana Garbi

Doctora en Ciencias Sociales(UBA), especialista en Gestión y Planificación de Políticas Sociales (UBA) y licenciada y profesora de Sociología (UBA).

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